La salud emocional de la familia está ligada a los diferentes acontecimientos que ésta vaya viviendo y el manejo que a cada situación se le vaya brindando por parte de los padres y los demás miembros del hogar.
No debemos olvidar que las familias están integradas por seres emmcionales que frente a las situaciones reaccionan de diferentes maneras y en las relaciones de la cotidianidad a veces hay discusiones que dejan un sabor amargo que es preciso curar. De igual manera se presentan ciertos tratos de favoritismo que producen inconformidad en los demás miembros. Precisamente en La Biblia, nuestro libro por excelencia para la educación de la familia, se encuentran algunos ejemplos que vale la pena analizarlos porque están ahi escritos para ilustrarnos con el ánimo que no cometamos los mismos errores. Se presenta una historia muy simpática a la que me quiero referir para ilustrar este tema.
Se trata del hogar de Isaac y Rebeca, Génesis 27. Esta pareja tuvieron dos hijos, llamados Esaú y Jacob. Desde antes del nacimiento ya Rebeca había vivido la experiencia de la lucha de sus gemelos por el primer lugar. Génesis 25:25-26, Nació Esaú y luego el otro trabada su mano al calcañar de su hermano, por lo que lo llamaron Jacob ( el que suplanta). Quedó evidenciado en esta escena lo que se veía venir en este hogar.
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